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En el quingentésimo quincuagésimo año desde la
fundación de Roma, la Magna Mater fue entronizada como sagrada Protectora
de la ciudad. De la distante Pessinus en Asia Menor vino su imagen plata
y negro de piedra meteórica del cielo estrellado, acompañada
por un cónclave de las Gallae, las sacerdotisas nacidas-varón
cuya orden había servido a la Diosa en Frigia por milenios. ¿Qué
destino las había convocado a la causa de Roma? En esta crisis mayor
de las Guerras Púnicas, Anibal estaba virtualmente "ad portem",
saqueando ya los campos de Italia. La consulta de los libros sibilinos
condujo a los romanos a la búsqueda de ayuda de la misma Gran Madre
conocida por sus antepasados reputados de fama troyana. Fue la más
noble Dama de Roma, Claudia Quinta, quien le dio personalmente la bienvenida
al séquito de Cibeles en Ostia, tirando de la nave con su propia
fuerza virtuosa, un episodio considerado entonces un signo milagroso de
favorecido destino. En Roma, la Madre de los dioses fue covenientemente
alojada en el templo de Victoria. Los censores M Liuius Salinator y C Claudius
Nero iniciaron un plan de construcción de trece años para
honrar a Cibeles con un edificio digno en la colina Palatina. Del linaje
de Claudia vendrían muchos de los más grandes de Roma,
en tanto las fortunas de Anibal, y Cartago misma, se marchitaban
como una rama moribunda. Cibeles Matreum (Mêtrôön, en la lengua helénica) fue dedicado formalmente por Praetor M Iunius Brutus en la fecha romana IV ID APR AVC DLXIII (10 de abril de 191 a de J.C.), celebrado como el festival de cumpleaños de la Antigua Diosa, cerrando la semana de los Juegos Megalensios llevados a cabo anualmente en su honor. Las Gallae, a excepción de los días del mercado y de los festivales, permanecían dentro de los límites de su santuario frigio en el Vaticano (denominado por los vaticinadores o adivinos). Los romanos más conservadores, aunque agradecidos por el favor de la Madre de los dioses, resultaban alternativamente fascinados y anonadados por el exótico esplendor de las Gallae. La religión tradicional romana tenía poco de frenesí apasionado, de auto-flagelación, de tañido de címbalos, y de bailar la tonada quejumbrosa de flautas orientales. Algunos romanos sin embargo encontraron el impulso pasional hasta el punto de imitar el misterio de la emasculación de Atis, así que los magistrados prohibieron a los ciudadanos romanos el que se convirtieran de hecho en Gallae. Un siglo después de la llegada de la Gran Madre a Roma, Mario eliminó varias de estas restricciones sobre las Gallae, los frigios y también los romanos, y en una época posterior, el emperador Claudio, más benévolo con las hijas de Cibeles, nos concedió la libertad completa en la Ciudad Eterna y en el mundo romano. Tradicionalmente la comunidad de las Gallae fue gobernada por una Atis y una Batakis, reverendas madres entre las suyas. Los emperadores Claudio y Antonino Pio reorganizaron algo del culto de Cibeles y de Atis con paralelas universidades sagradas romanas y frigias. El título de Batakis se da como Archigalla en latín, y a partir de la época de Claudio un ciudadano romano podría cumplir legalmente este rol. Sacerdos Matris Deum, Sacerdotisa de la Madre de los dioses, es otra honorable designación. Mira por favor nuestra página de recursos sobre la civilizacion romana para una abundancia de enlaces y de referencias a la Magna Mater, sus Gallae, y el mundo romano. Ofrezco mis gracias sinceras a una hermana querida, Clara Llum, por su ayuda en perfeccionar esta traducción. - Iulia.
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Madre de los dioses inmortales, --- Aeneas, hablando a través de la palabra de Virgilio. |
¿Quién es entonces la Madre de los dioses?
--- emperador FLAVIVS CLAVDIVS IVLIANVS (Juliano),
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